a veces escribimos para muchos y somos leídos por pocos a veces escribimos para pocos y somos leídos por alguno a veces escribimos para nosotros y no nos leemos.
Una mesa sola, su vajilla sucia, fuente intacta de frutas. Agua sin vasos. Bordado mantel con nombres raros, ventanal abierto de aire Y alas, y polvo deja hilos en vela derretida. Rapaces aves negras en festìn la mesa, esperando abierta. buitres bajo el techo, comen sus carnes. Ellos reúnen los sucios, desgajan las servilletas. Limpian... Seremos alimento sobre la mesa? Saciados de encuentros los huesos, un lienzo que cubre nuestros nombres, la mesa sus despojos, los buitres nuestros cuerpos en un amor que nos sació hasta morir. Felices pájaros se alimentan de sangre seca, En alas negras nos hemos convertido. Volemos.
sus pies de viajero surcan arenas movedizas: su tiempo contra la violencia del universo y sus caminos: amenazas a quien se acuesta con la demora; a quien entrega los días a la damita incierta, cada día más parecida al desierto por donde él anda de paso. La damita escucha su voz prometer siempre, aquieta el hambre de andar con las muelas al viento, y no puede con la amenaza del dolor: de saberse hecha y rehecha a cada paso por manos que no ve/ por ideas tan viejas como sus pasos o como sentarse a escuchar el tiempo/ manos de él y no/ dedos que le crecieron mañana uñas que escribirán dudas en la espalda de la damita más incierta ante sus ojos: un cielo que no aplasta, no corre, ni salva un cielo donde guarecerse de los finales felices que promete un futuro inapelable
aquí abajo el silencio que me cobija/ de los rostros escrutadores ellos que piden/ ellos que no me ven ahogada en la sangre de las promesas/ me roban pedazos que llevan lejos de mí, lejos muy lejos de la damita sensible se llevaron todas, cada palabrita en mis labios ahora en sus recuerdos/ ahora que el frío duele en el subsuelo aquí las muñecas descosidas, en desuso aquí la oscuridad de saberme igual que ellas allá sus voces y sus quejas allá sus miedos y sus goces subir no será volver volver es imposible como una siesta de lunes imposible mi voz en este cuarto denso si vuelvo seré una capa roja de silencio que abrigue lo inasible de mi ser lo que aun me queda lo que no pudieron tal vez, algo, que ni siquiera (yo) conozco
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