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Mostrando las entradas de marzo, 2009
no estás en esta oscuridad, ni en mi viejo dolor, en la calle sombría hecha para amarte/ no esta tu piel de rosadas manos, esos ojos levitando entre el presente y la ausencia/ y aun así se pueden tantas cosas: seguir caminando las mismas veredas, respirar profundo el rocío en la noche, saborear el mismo vino púrpura/ se puede abrazar y besar hasta con pasión/ pero no es lo mismo
leve y dulce de la noche surge con colores en sus dedos, con más rostros de los que cualquier madre puede alumbrar trazando encuentros sobre maderas, telas, papeles o afiches politicos, inventa la belleza que cabe en un abrazo la ternura y el pavor de lo que tiembla dentro/ el dolor en rojos, la tristeza azul y amarillo el asombro yo que, a penas, alguna noche en soledad, le escuché cantar el alma, supe que él busca lo mismo/ lo que todos/ pero que en eso no se anda con medias tintas: va dejando cuerpo, pinceles, y las postales futuras de los que se encontraron.
¿Por qué la insistencia de hablarle a quien no tendrá amor como respuesta?