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Mostrando las entradas de agosto, 2007
Que al mediodía no viste al niño Y acaso eso fue el miedo? Acaso las ganas insoportables de llorar, y no correr con el viento helado contra la garganta apretada? Ya ves que el sueño se rompe cuando el sol nos quema y los años caen todos al mismo tiempo en el lugar donde esperabas sentada lo de cada día/ de pronto frágil, aturdida como si el mundo/ esta calle/ fuera un cuarto cerrado por un tipo perverso/ un aprendiz de Sade/ un loco que se juega a los dados la alegría ajena un montón de imágenes sin palabras hacen denso el aire donde tu corazón en añicos se rehace, se/te busca paralizado ante el hueco/lo que no sabe cómo lo que golpea en gestos que inventa el amor
dan con un gozo en pleno sorbo del cuerpo ¿del morbo?/ ven sus ojos rojos/ el lecho roto y sus dedos llenos del gesto en que retumban los poros, los pechos, el rostro en medio del beso/ Lo palpable rehuye y, ténue, palpita lejos transita el olvido se burla de ellos ¿y cómo los cuerpos dejan de ser mediodía, y los amarillos de su cuarto ya no iluminan la noche?