sumergí todo sin saber si acabaría allí donde la oscuridad es frío, sal en los labios, algas que amarran los tobillos y no sueltan: la libertad se hace lucha contra las propias ataduras lo que fuimos entumece las rodillas los ojos que ven al sol derramarse saben que van mis dedos subiendo, mi pelo que baila cuando un pez lo roza despide a la que se queda, otra damita que se cae del árbol, otro corset que ya no usará dibuja en su pecho el pasado. Una voz dice: hay que tener ojos, orejas de escuchar, respirar quietamente en el fondo y nadar despacio sin despertarla.