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Mostrando las entradas de julio, 2008
No hay satisfacción en el afuera, sino en mi misma. Buscar consuelo es emprender el naufragio. Además casi no sé nadar! Los otros, lo otro, será una eventualidad, siempre. Aprender esa certidumbre para no seguir sufriendo, para alejar el cuerpo del dolor. Creerlo. Primera verdad. La que nace de un borde de ojos hinchados, de la extrañeza ante el mundo adulto, de los delirios que trae la fiebre. El viaje siempre ha sido sin nadie más, en la sala del aeropuerto –todo muy blanco, iluminado- una larga fila de sillas metálicas una sola ocupada, una gran mochila y el silencio.