enero
Por el vidrio que distorsionan las gotas/ aun el mar se mueve como retardando la noche/y la lluvia juega con nosotras/ prófugas de pies/cubiertas de arena o café, olvido, y esa sensación húmeda bajo la ropa, entre los dedos. Entre el vidrio y el cielo todas las gotas que no me mojan, ahora que suena el silbato, que te escribo mientras alguien me increpa en portugués, mientras Lucía llora y se pierde en un París que es sucio, que ella no entiende, que derrama poesía por las calles. Y tristeza. Y todo se parece tanto a extrañarte, a intuir tu pereza de animal descalzo o arroyo, porque es inútil alejarnos de lo que somos como inútil fue negarte, absurdo olvidar tu olor para luego encontrarlo en el aire de esta tarde crecida en la inmensidad o nubes y mar como un todo verde-grisáceo