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Mostrando las entradas de 2008

nahuel, un año más en la vida

como la primavera

sun sun dance

estoy enferma enferma de cuerpo, de música cuanto más miro, más escucho, más me tironea el pecho a no estar quieta no quiero olvidar esta sensación no quiero perderme en los deberes no voy a dejar este placer librado a los días here comes the sun I said It´s all right

"...en la profundidad, vuélvete un buzo"

sumergí todo sin saber si acabaría allí donde la oscuridad es frío, sal en los labios, algas que amarran los tobillos y no sueltan: la libertad se hace lucha contra las propias ataduras lo que fuimos entumece las rodillas los ojos que ven al sol derramarse saben que van mis dedos subiendo, mi pelo que baila cuando un pez lo roza despide a la que se queda, otra damita que se cae del árbol, otro corset que ya no usará dibuja en su pecho el pasado. Una voz dice: hay que tener ojos, orejas de escuchar, respirar quietamente en el fondo y nadar despacio sin despertarla.
un hueco se hizo en la noche triste un pequeño instante de juego de cuerpos que bailan el azar de amaneceres que caminan hasta dar con unos ojos por primera vez si me dan a elegir me quedo con los mimos invisibles con caricias al descuido que apilará la piel/ me quedo en tu mano viendo unos pies que dibujan mi fragilidad en las baldosas
Una tela negra puede ser: ¿el velo de una viuda? ¿un banderín que prohíba entrar al mar? ¿un volado al compás de las caderas? ¿una liga escondida en lo más alto de la pierna que se oculta? ¿un rectángulo atenuando el sol? ¿un almohadón mullido donde abandonarse? ¿un paraguas para caminar con otro? Pero esa noche, la tela fue el límite entre la realidad, la música que no se detenía; y la locura, una ronda de brazos o abismo, un otro atando lo poco que quedaba de uno en la superficie. Mientras ese sabor a mandarina viajaba hecho humo por la garganta ¿a dónde?/ mientras los labios morados no se ven y una rueda de dos que se hace corta/ ...y así, volver al mundo con la sensación del tiempo suspendido en la lentitud de un abrazo.
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despierta/ los verás suspendidos/ rehusando la gravedad/ quebrando cuerpo con cuerpo/ detrás se hace la noche/ la noche: oscura lentitud, son los otros, los miedos, el arrabal de excusas, el recuerdo de los ruidos de otra ciudad/ como sus ropas que hablan con las figuras de la memoria ellos dicen que el amor es dejarse caer, confundirse las ropas, dibujar un nuevo género/ un amarillo oro luz feliz estallido dulce mirada/ despierta/ dormir es morir un poco -dice mi abuela/ ella que está cerca de la muerte y sabe/ que las noches del amor no vuelven con los años/ pero ellos no/ son inconscientes, atrevidos, insurrectos/ no saben del tiempo del dolor de la muerte/ se abrazan, se ciernen contra el otro y en el beso –que aun no se dieron- flotan, flotan, flotan.
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las que no se venden las que no se dicen se gustan, sí, se sienten las que no se piden traficantes de la gratuidad del amor que viene sin costos esas tan simples que el tiempo deshace sin consultarnos
No hay satisfacción en el afuera, sino en mi misma. Buscar consuelo es emprender el naufragio. Además casi no sé nadar! Los otros, lo otro, será una eventualidad, siempre. Aprender esa certidumbre para no seguir sufriendo, para alejar el cuerpo del dolor. Creerlo. Primera verdad. La que nace de un borde de ojos hinchados, de la extrañeza ante el mundo adulto, de los delirios que trae la fiebre. El viaje siempre ha sido sin nadie más, en la sala del aeropuerto –todo muy blanco, iluminado- una larga fila de sillas metálicas una sola ocupada, una gran mochila y el silencio.
tan lejos de tocarle los ojos al sur de todo lo palpable y con gricel en los oídos como insistiendo que nunca debí pensar jamás, jamás perderme no debí y aquí estoy, escribiendo en el lugar más equivocado de todos: no a tu lado, ni a tu tiempo. Digo que las palabras me ataron, a la lejitud de tu presente y aunque quiera ser cuerpo ando insomne en la sombra que repite como una burla tu ausencia
cosas monedas que se caen de la cajita de bronce, papelitos con lápiz con amor-dicen, y libros sin leer, enchufes, perfumes que se cuelan entre discos y hojas/ caos Sólo se escucha el viento, llevándose algo/ es como en la cima del volcán cuando se nos llevaba algo mientras creíamos seguir intactos

Cábala limensis

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Descubre la verdad Y también descubre el truco, de hacerlo te harás acreedor, además de la iluminación, a un curso completo de cábala limensis. la solución en el próximo post.

Ya sé lo que pasa

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es que nadie me lee, ni siquiera cuando me leen. Falta de intentio diria Brentano . Y yo que estoy poseído por la voluntad de ser un horizonte de sentido: Azul y de un ocre sutil.

retor sin ironía, ninguna ironía

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es cierto! es cierto! cuando te pesca una retórica pomposa y vacía. Se te hace un mundo dejarla a un lado, porque al tiempo ya no dicen -mira ese tipo, con su palabreo impreciso y pretencioso- con el tiempo la gente se olvida del tipo y sólo repara en las palabras vacías, enormes y despanzurradas. y te dicen ¿y por qué no sólo dices lo que sientes? bellacos! si eso es lo estaba haciendo. en otras noticias: me he vuelto productivo y vertiginosamente racional. Hasta me opuse firmemente a una guerra entre Venezuela, Ecuador y Colombia; estoy listo para tener nietos y doctorarme ¿no merezco felicitación abrazo y eones y eones de besos?

El problema es...

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solía empezar así mis oraciones. Pero con el tiempo, al igual que los manubrios o las gomas, termina uno por desgastarse y dejar las más caras frases en el fondo de la garganta. Allí, o se convierten en conceptos o en sarro, como sea en halitosis. Me leo hasta el punto que acaba de cerrar la anterior oración y me parece que no he cambiado nada. Sin embargo, es incurrir en esperanza. Las palabras siempre dicen mucho menos de lo que realmente le pasa a uno. por ejemplo, yo...

toc ! toc !

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¿hay alguien aquí? sí, un vaso y dentro de él agua