Entradas

Mostrando las entradas de 2007

tedium

la puntualidad en que llega la palabra y el beso con decoro y en privado la pregunta insistente por el descanso (planificado de antemano) el pacto entre lo que no/ eso que sentí imprevisible lo que prefiero al azar/ Digo: si el nogal diera peras moriría de tristeza

¡Feliz cumpleaños, Nahuel!

Imagen
Arrullo El sueño que aletea sobre los párpados del niño: -¿Quién me dirá de dónde vino?-Yo. Me cuentan, me han contado, que el sueño vive en la lejanía, en la aldea azul de las hadas: allí; a la sombra de la floresta que alumbran las luciérnagas con su tierno relámpago diminuto, se inclinan dos flores encantadas, parecidas a los ojos del niño, entre su aroma. Y es de allá de donde viene el sueño a cerrar con su beso los párpados del niño. La sonrisa que aletea, como un tenue centelleo, sobre los labios del niño cuando duerme: -¿Quién me dirá en dónde nació? -Yo. Me cuentan, me contaron, que la mano de la luna nueva, rozó el borde de una nube de otoño y allí, soñada por la mañana húmeda de rocío, una sonrisa nació: la sonrisa que, parecida al brillo de una lámpara bajo el agua, palpita en los labios del niño cuando duerme. ¿Y esa tibia frescura que en la piel del niño recuerda, a un tiempo, al trigo ya la rosa, antesen dónde se escondía? -Envolvía en un silencioso y amoroso misterio el
no inundes más el cuarto con tu silueta de grito sostenido la madrugada le da cuerpo al miedo: despertar es recordar, y verte ahí en medio de la densidad lejana observando con maldad mi pijana negro que no guarda sensualidad, que es seda de muerte dagas negras en los pechos, que cortan apenas el aire, los ojos cerrados, apretados los dientes, y el día dormido, se resiste a clarear
y si acaso quedara silenciosa la soledad ausente lloviendo, podría compararla con el desasosiego o aquella sala de aeropuerto Errante y descalzo /el presente se enreda /el deseo y los álamos baten el tiempo los caminos/ alguien lejano escruta la noche
diluvio. la capa roja iluminando las baldosas flojas que salpican. sentí el peso de los jeans chorreando desde la rodilla hasta los pies. sentí a la adolescente en el aguacero con una tela a medio pintar en la mochila con un mensaje de amor en el bolsillo húmedo y con un viernes por delante

duendes

Imagen
¿Lo que vi detrás de la cortina? Nada, caos y la memoria del caos tumbándose en la poltrona. Es eso lo que pervive en mi sangre el ínfimo temor del estallido y la certeza de mi cólera: no hay razones, ni discursos, solo trapos de colores meciéndose suavemente secándose arriba, en el techo
el hombre que se inventa el que pudo olvidar su música y trastocó la soledad taciturna por noches socialmente válidas ocultó en la claridad de los ojos el ocio/ la locura las transas de los jueves y puso en su boca palabritas sustentables para temor/pavor de la belleza hizo oídos ciegos a la poesía/ ojos sordos de niebla crecidos en la sombra de los discursos pudo volver certeza el tiempo pero dio en la profusa tierramaga en el alba muda de su cuerpo y no nene, no se puede/ contra las yemas que te escarban las razones en los estantes y arrancan/ desparraman los pedazos como si explotara la piñata que vos tambien /nene/ llevás dentro

perpetuo socorro

Imagen
no hay tal luz que ilumine mi espíritu y cambie mi destino, no existe el resplandor que perfile los bordes y logre concederme el entendimiento de lo que me rodea, no está el fuego que troque mis derrotas en relato... la vida es la energia y yo soy el filamento que se enciende y se apaga a su paso como las luces de los aviones como un faro frente al mar silencioso.

escribir

Imagen
las pocas veces que trato de escribir, trato de hacerlo recordando una imagen que aperece turbia como un tatuaje marinero o quizá en el olor de un perfume que después de los años se ha encanallado en su frasco verde, pero mi estulticia es tenaz para las imágenes simples y me supongo en un atelier de la preguerra embebido en mis pigmentos con eructos de absenta y cebolla colorada, en elrecodo de un río de la selva ahuyentando a los comejenes de su nido y meditando sobre la incesante metáfora de la selva me supongo caminando con pasos pertinaces como la garúa en cualquier camino que lleve a Buenos Aires, que es un nombre para llamar a la nostalgia y alejarme de su abismo. Cuando trato de escribir imagino que ya lo he hecho veo mis palabras tan exactas como el pasado y muevo el rostro con ingenuidad y fervor no me detengo más tiempo me voy a caminar.

Babel

Dacord acor pavuar senyu le pliu, ven, di mi dondi qui está vu Qui yo mi di dond sé tu? Ven tu cor et di tu mar Lleva la triste lengua, lleva Mar qui me heichizó Pirdiu ti neim, ti voz e qui? O corpo oscuro sordo rodó Poco mondu absurdo sin ti rrostro/ Di mar, di dond qiebri mi sol Eum vida qui cubija um curazoum Qui monstro escond Le frappe avec la triste soledad Savoir qu’il ne pas nium cité Nium habit pas nium mundi Il’y a esfer volatíl Il’y a tegr infite Pas n’il’y a mon coeur N’il’y a golpecitos insinuantes/ latir de hormiguitas en la tegr Je n'ai pas trouvé ton amour ni dans les litiges de la nuit je continuerai à nager sans sens, peut-être autre il est notre temps, …peut-être

mi domingo de tedio

Imagen
Esta supuesto que yo ya sé algo de filosofía y, por lo tanto, ya me he curado del asombro. Pero el asombro me sigue despertando en las mañanas y no me deja dormir en las noches. Mi terapia contra el asombro parece ser un rotundo fracaso. La próxima vez lo intentaré con el cine. Ése sí tritura el asombro y lo convierte en imágenes, movimiento y coca cola.
Que al mediodía no viste al niño Y acaso eso fue el miedo? Acaso las ganas insoportables de llorar, y no correr con el viento helado contra la garganta apretada? Ya ves que el sueño se rompe cuando el sol nos quema y los años caen todos al mismo tiempo en el lugar donde esperabas sentada lo de cada día/ de pronto frágil, aturdida como si el mundo/ esta calle/ fuera un cuarto cerrado por un tipo perverso/ un aprendiz de Sade/ un loco que se juega a los dados la alegría ajena un montón de imágenes sin palabras hacen denso el aire donde tu corazón en añicos se rehace, se/te busca paralizado ante el hueco/lo que no sabe cómo lo que golpea en gestos que inventa el amor
dan con un gozo en pleno sorbo del cuerpo ¿del morbo?/ ven sus ojos rojos/ el lecho roto y sus dedos llenos del gesto en que retumban los poros, los pechos, el rostro en medio del beso/ Lo palpable rehuye y, ténue, palpita lejos transita el olvido se burla de ellos ¿y cómo los cuerpos dejan de ser mediodía, y los amarillos de su cuarto ya no iluminan la noche?

cuando aprenda a narrar...

El barrio era frío cuando cruzaron las vías, y varias cuadras después, hasta que entraron al museo. Tarde. Tuvieron que trepar rápido las escaleras para no ser vistos por el cuidador. En la primera sala: el silencio, la madera de oriente, el olor a sándalo en el vientre antiguo. La música tenue, venía de otra parte. Las escenas trágicas crecían, se multiplicaban sobre la madera, sobre los jarrones, en los relojes. Las flores nacían en el agua, las orquídeas se desparramaban por el piso, en las repisas, entre las piedras. Mientras él hablaba, atravesaron la puerta que daba a la sala de la terraza. Ahí estaba ella: con sus ojos agrietados, sus pequeños rodetes a cada lado, llorando sobre el erial las piedras del color de su tristeza. ¿Cómo había llegado hasta allí? Alguien la había llevado, había decidido que su cuerpo cruzaría a tientas la intensidad de esos cuartos. ¿Había pensado, acaso, en la perplejidad? ¿Cómo entender esa tarde? Ella podía convertirse en otro cuadro de la sala, en
esta mañana la frazada me tomaba por los hombros escondía mi cabeza y hacía un bollito el cuerpo/ el mundo era un montón de astillas dispuestas en el parque como una muralla/ no estabas en la mañana, ni la música y deseé perderme/estallar como un trueno caer por los bordes hasta algún río menos turbio que este viernes/ mejor dicho: ¿quién se tragó el sol, el misterio?

Mapas

Mensajes amortajando la noche. Un recuerdo: el mapa tatuado en la espalda de todos los hombres. Lo que sólo podemos leer con los ojos de otro: el destino.

La vida secreta de las palabras (I. Coixet)

En el fondo, hay tan pocas cosas. Silencio y palabras. y si vamos juntos a algún lugar? Ahora. Ya mismo.

enero

Por el vidrio que distorsionan las gotas/ aun el mar se mueve como retardando la noche/y la lluvia juega con nosotras/ prófugas de pies/cubiertas de arena o café, olvido, y esa sensación húmeda bajo la ropa, entre los dedos. Entre el vidrio y el cielo todas las gotas que no me mojan, ahora que suena el silbato, que te escribo mientras alguien me increpa en portugués, mientras Lucía llora y se pierde en un París que es sucio, que ella no entiende, que derrama poesía por las calles. Y tristeza. Y todo se parece tanto a extrañarte, a intuir tu pereza de animal descalzo o arroyo, porque es inútil alejarnos de lo que somos como inútil fue negarte, absurdo olvidar tu olor para luego encontrarlo en el aire de esta tarde crecida en la inmensidad o nubes y mar como un todo verde-grisáceo

Río circular

-la vida es un río que nos lleva lejos-dijo él. -pero yo no sé nadar, sólo flotar sobre tu pecho/ madera que va hacia ¿el mar?...-dijo ella. -plop -dijo ludmila que era ella (solo de a ratitos).

La inminente aventura de D'artagnan

Imagen
Recuerdo que el gascón recibió de su padre una vieja espada y una carta. De su madre un ungüento que curaba todo lo que fuese adverso al imperio del placer. No las intrigas de nobles avinagrados y de cuyos cuerpos emanaban olores acres. No el viaje road movie de los herretes y la soberbia de corro de niños del duque Buckingham. No los bigotes engrasados y siempre aguzados. No los duelos detrás de los conventos donde los monjes se sumergían en el amor francés para adquirir el mal italiano. No las recámaras que me recordaban al museo de la independencia; polillas, colores tenues y olor a desinfectante. No el asedio de La Rochelle ni el cañoneo a la isla de Ré. No los simplones calvinistas y sus noches de biblia y muros blancos. No que los llamasen hugonotes y tal nombre me recordase ogros torpes, castos y buenos. No que muriese Milady matando, como deben hacerlo los que creen en el siglo. No la seductora coherencia de Richeliu y su oficio de poeta que, sin embargo, debo admitirlo, me e

Crusoe

Imagen
Mi primera visita a la isla de Crusoe fue a los 7 años. Robinson guardaba en su cueva en pequeños frascos la pólvora, el plomo, la tela de las velas que había arrancado al barco agonizante del que había sido arrojado su cuerpo confundido entre barriles ron de madeira, puercos salados y cuentas de vidrio. Ordenó su vida construyendo un fuerte y colgando mosquetes en las troneras. Los loros gritaban en la confusión de la selva y llenaban su memoria de la bulla necesaria para pasar la noche sin pensar demasiado en Dios y su ira vengadora. Robinson anotaba en su diario lo que debe anotar un varón prudente: la frecuencia de las lluvias, la cabra que mató, la certeza de la canícula. Hasta que se le acabó la tinta y se dedicó a sus pensamientos. Y a hablar. Para que el ruido de sus palabras o de sus gruñidos espantase a los gatos y las cabras. Todo en el hombre es industria. Con los años descubrió que sus huesos eran más frágiles y sus rodillas más lentas. Se sentaba en la mesa que había cons

oniria

era en una estación de trenes (gris como todas) donde te esperaba tenía puesta la mochila de siempre y las manos frías de cada mañana y entre tanta gente te abriste paso para llegar, y así desde tus lejanos ojos diste con mi abrazo/ entonces, corrimos como niños que no van a ninguna parte subimos una colina suave en verdes/ cielo abierto y tus pies sobre el suelo y mi cuerpo leve que se iba, volando... pero mi mano seguía en tu mano y los brazos eran ya el hilo de un barrilete que se tensaba de a momentos a voluntad del viento y ni mochila, ni cuerpo, pesaban ya/ y el placer era eso: estar flotando inexplicablemente y sin desear nada más

los regalos

un perfume intenso, un agua rosa que borre el olor del cuerpo que maree narices distraídas por el frio/ el lunar al borde del escote de una remera violeta/ canciones del otro lado del río, sobre piel de tambor/ un abrigo hecho de las horas que se le robó al sueño/ una bandeja amarilla donde compartir sabores/ una vedetina negra y sus cintitas rosas / y un san antonio plastificado con su oración detrás/ las palabras: amiga, feliz, vieja, abrazote, mando un sobri de regalo, maravilloso acierto que existas/ ningún reloj para tranquilidad de julio ¿ya aceptaron esta desorientación cotidiana?/ ningún libro ¿para qué (pensarán) si tiene tantos sin leer?
una vez más la ilusión de perdurar de no estar solo el pequeño engaño de Alicia frente a lo absurdo: morirse sin querer vivir sin querer/ la niña que se oculta lo que sabe para ya no sentir la herida para olvidar el tiempo en que creyó amar y siempre era una palabra palpable suave como una caricia/ Pero, ya ves pequeña la herida existe desde tu primer llanto y olvidarla es un ejercicio que aprendiste para seguir viviendo/ Ya ves, el día en que debés nacer viene diciendo que tu presente sangra cada que crees en mañana

signos

en el patio donde huye de los niños/ de todos los signos de dios/ ella corre por entre las hojas que reúnen escritos de amor y da con la tumba de Eva con las palabras de Adán sobre la lápida helada: "Dondequiera que ella estaba, alli era el Edén."

cosas

dejé caer los escarpines cuando bajaba a prisa por la escalera al escuchar tu nombre pero ya no estabas ahí para alzarlos debí esconder, entonces, el apuro lleno de tantas horas a la sombra, pero no/ jugué a empequeñecer a ser una mancha más del zócalo a esperarte como una pelusa del quinto escalón/ estoy aquí ahora, disimulada entre las cosas que nadie ve/ a la espera de los ojos que me dibujen el cuerpo

Secsos

hay los que empiezan en la cocina y otros en las arenas de la madrugada con el deseo disimulado por el frío los hay politicos saturados de ideología y otros que se ríen de verdades ñoñas de posturas heredadas, de caricias aprendidas y hay con los que te tropiezas una vez en la vida ahí sí que un tropezón es caída hay secsos hechos de pura alegría para escuchar a Liliana Felipe cantando Los sexos de Miller

Interrupciones

frente al rostro de lo que sería entre los muros cerrados y abismales de la noche crecen mis ojos sin sueño, cansados de alucinar las formas de la muerte de ver la pequeña nuez en el río azabache, la mano envejecida a punto de soltarse, la canción con una mujer a medio hacer, lo que dijo y no pude oír/ en esta noche he perdido las caricias con cada estrella que se ocultó y navego en la piel de la que nunca llega él mezcla mis días/ hace del tiempo un viaje por el que voy/ errante peleándole a los fantasmas del miedo un rincón propio en el propio cuerpo poblado de marcas/ interrupciones de la que pude ser

proliferación semántica

Interrumpe la noche con los besos del que se va/ sube a tientas la escalera que termina en su cama/ oculta su voz con la luz/ enciende su piel con una pequeña vela y aroma dulce de sándalo/ olvidan las palabras /y sus lenguas/ prueban los sabores que acuñaron sus cuerpos/ pie contra pie se escurre el tiempo/ que lo arranca de ese instante/ lejos el sol del norte reseca sus labios/ ahora que a ella le resuena esa palabra que no se dijo/ mientras (en un juego que prolongaba el estar ahí) desarman respiran/ el aire del otro.

laberinto

-vos sos la laberinto? -no sé, todavía no entré... Ella camina hacia el centro, desde la salida, él, le mira en los ojos todas las mujeres que desnudó/ como quien ve irse lo que ya no será atado al paso que no da y su condena: la prisión de un observador inmóvil
esa tarde libramos la batalla por conseguir un lugar en el taxi que nos llevara lejos de nosotros/ En esta ciudad de autos asesinos supe que el chocolate sabía así sólo porque estaba sobre tu espalda, porque era ella quien lo derretía lentamente y en ella yo podía recostarme/ hamacar mis piernas, colgarme sin temor a caer y por eso fue que tendí mi cuerpo sobre el álamo que se alzaba cruzando el pequeño canal del parque ese tronco era tu espalda en un intento de evitar que me ahogara y mientras, vos me veías desde el barro diciendo advertencias de esas que no convencen a nadie/ entonces pensé que las palabras eran tus enemigas y recordé que preguntaste si HABÍA que decir que aquello nos gustaba que nos gustábamos/ y no/ el haber y el deber iban quedando tan lejos de nosotros/ y lo único que había era: esa tarde, el verde, un olor a canal de ciudad abandonada, los pájaros volando lejos de su templo, y una canción triste en los ojos como si fuera esa tarde la última vez había esos signos

carencia

intenté encontrarte bajo las piedras de este océano entre las gotas de un vendaval de marzo o en los huecos profundos del sol en la mañana y no estabas/ y no estás en lo que escribo: letras en la carencia de vos/ escribo desde la herida con un pie en cada territorio, en cada piel, escribo hasta la cicatriz hasta volver a tocarte

por ser indecible no le encuentro título

cansada de entregar mi cuerpo a la rutina de una prostituta inteligente y tierna despierto del suicidio del deseo viendo el rostro de mi sexo ahorcado por un nudo perfecto que a los dieciocho ultrajaba los sueños, y entonces, dios era una estatuilla a la que mi abuela alabó y todo era lejano en la habitación que vi desde la ruta tantas veces y a la que no volveré /porque ella está/ claro que está, pero envuelta en papel madera con moho verdinegro, con las bolsas de coca sobre la cama, con la luz encendida (como esa vez)/ y todo tan oscuro/ tan inexplicable que ya lo veo: un cadáver con expresión de haber necesitado romper, caerse, estarse fuera y, desde allí, verme: soltar, nadar libre en este mar confuso y encontrarte vendaval, nieblas en que emergen dos manchas y lo que el lenguaje no podrá decir de esto porque sería condenarlo lo que la palabra se pierde por no latir o sea, denuncio la inutilidad verborrágica y su lógica explicativa/ o sea, lo que quiero decir empieza justo cuando a

“¡mueran los versos objetivos!/¡inventen una lengua donde quepa/todo el furor que falta!”

Gigante de boca mojada, juega, acaricia, mariposa que vuela entre dedos suaves y blancos, huele halo invisible que va dejando, busca, tiernamente, cobijar alas, sin herir destino, sin detener deseo, soporta cosquillas, sujeta tiempo que roba, a hermanos, gigante mirada indiferente, ojos que filtran preocupación, ¿pero quién sabe cuál?, y todo puede deshacerse en instante, todo si alas lo rozan, pierde equilibrio todo, y cae cuerpo o tradiciones más palabras o en cuerpo cuerpos que amó o muertes que memoria tiene grabadas (que fueron y vendrán), ¿pero cae? ¿o crece para abajo? ¿y cuál abajo si Ella va y viene y desorienta toda referencia del haber sido o ca-mi-nar-con-los-pies-en-la-tie-rra?
Imagen
LOLA PANIAGUA Contra ti he intentado irme alejarme la clausura requería velocidad pero finalmente eras tú la que abría la puerta Estabas en cualquier cosa que pudiera caminar llorar caerse al pozo y desde la claridad me preguntabas por mi salud Estoy mal Lola casi no sueño Roberto Bolaño

mi difícil aprendizaje del cine

Imagen
¿por qué el olvido no es una disolvencia, que se esfume en un fondo blanco y me de ilusión de la permanencia? ¿por qué el olvido es como una cámara que se aleja hasta convertirnos en un punto que ya no se puede ver cuando ,al final, salen los créditos? yo no puedo olvidar, por eso nunca entenderé el cine

nuevedelunodelcerosiete

se van sus ojos entre el humo y sus piernas sueltan un país inundado en llanto sus labios ya besan el agua que beberá mañana/ la montaña que no arrulló los violentos días espera intacta, devorarle el guiso de la memoria.
Tu cuerpo: un abismo dentro de otro: la noche, donde cayí ahogada, mariando el tiempo y los pies que me se perdían entre las cosquillas de hundir mis miedos en la oscuridad de tu abrazo/ ahora que una playa te cobija y no mi cuerpo, intento tu nombre de gato triste, mientras huyo de la sensación de desearte, torpemente, ciega en un bosque lleno de silencios y miradas que atan

Despedida

"Querido amigo : podría decir te amo pero desde tu abismo no alcanzarías a escucharme. Las distancias peores son las que nos imponemos a nosotros mismos. La soledad más terrible es la de ese otro páramo: el corazón. Tal vez los peces conservados en piedra –tesoro perdido- sean espejismos de tu amor. O no. Él estará intacto como la estancia, inconmovible ante tu paso, ante mis besos. Querido amigo , la locura es esto: hacer lo que deseamos con quien no se debe, o tal vez, evitarlo, y que las leyes del caos nos hagan chocar en las más extrañas esquinas de la vida. " en "Traducciones imposibles" op. cit.