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Mostrando las entradas de octubre, 2006

Che

cuando las ventanas del mundo se cerraban para que ella no salte/ cuando el errático vacío externo se oponía al incierto destino/ más acá era el vientre, los senos cargados tu nombre heredado y el amor que no se aprende. pudiste desafiar en el malecón tu suerte y sembrar el absurdo que nos deja la muerte pero dejaste pasar los años sin que el mar te mojara, ni los otros, ni los gritos contra el dictador por la Bolívar , ni el ardor del ceviche en medio de la pesada Lima, ni el amor de la niña que adoraba sus muñecas/ así cayeron mis párpados en tu pecho cuando el aire nos llevaba altísimo y rodábamos ahogados hasta la orilla del Querococha, en el gris quedaban el temor al abismo, al placer, a la risa y a todo lo desmedido de que somos capaces/ en la distancia, lo desconocido que nos sabemos, crece con las horas y la música, descubre, en la humedad del parque, con su melena radiante de verdes, al hombre invertido con los pies

"...y se estremece la caja roja del corazón simple como un cuchillo" (J. J. Saer)

Escucho tu voz como huella de algo que no es recuerdo. Llevo lo imposible en el bolsillo del jean que nunca acariciaste. Y más adentro, tanto como para haber perdido todo sentido, como un carozo rodeado del jugo más acido: el deseo de vos. ¿Acaso la palabra que no dije me retumba a cada hora, como latir incierto, para matar a la que nunca seré? Me quedan los cuerpos insignificantes que acumulé bajo la lluvia. Prendidos a mis tobillos buscan llevarme a un mar tan salado donde despierte en estatua. En contrapartida mis pies aun bailan, y me sacuden la sal para creer en tu misterio.

flores amarillas

y en la oscuridad su voz socava el cuerpo, las manos con que repica el ritmo /corazón lento/ entre andar y estarse quieto pasos que acariciaban como una hoja al viento soplo de sus labios que me quimera el tiempo/ mudar los rezos en sueños sus ecos -aun- horadan el hueso tuertos, a ciegas, buscan el beso mis miedos tiernos como cactus corren hacia el sol y él tiñe las espinas de flores amarillas

hoy se fue un querido amigo

ya no volverá a recibirme cuando vuelva a casa, dispuesto a compartir su soledad con la mía. Quisiera escribir un poema sobre la esperanza, pero hoy ya no hay tiempo, hay que volver a la vida.