juegos eróticos - la conquista

En el inicio somos desconocidos y tú me observas, enterrada en las sábanas, mientras yo le doy un nuevo nombre a la cama. Apareces en escena con frutas en las manos y en los hombros, me das la bienvenida sonriendo mostrando los dientes que ambos convendremos en tener por blancos. Nos excitamos torpemente, comunicándonos con gestos y caricias nuestras civilizaciones distintas. Cuando ya estemos cansados y ansiosos yo me ocultare en el closet y saldré convertido: en arcabucero o caballería ligera o mesnada de negros auxiliares. Fundaré con ritmo sostenido fortines, ciudades amuralladas y puertos principales en tu espalda tus nalgas y tus senos; con precisos golpes que no te hagan tanto daño y pierdas las ganas de seguir ni tan suaves que me tomes por indiferente y no te dejen hermosos cardenales en la piel, morados en el centro y verdes en los orillas. Cuando estés a punto de desvanecerte te restregaré una cédula real por tus labios y tú gemirás con desesperación mientras voy extirpando con mi boca, una a una, tus idolatrías. Gritando mestizaje tendrás una rápida sucesión de orgasmos cada uno mejor que el anterior.
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