La inminente aventura de D'artagnan


Recuerdo que el gascón recibió de su padre una vieja espada y una carta. De su madre un ungüento que curaba todo lo que fuese adverso al imperio del placer. No las intrigas de nobles avinagrados y de cuyos cuerpos emanaban olores acres. No el viaje road movie de los herretes y la soberbia de corro de niños del duque Buckingham. No los bigotes engrasados y siempre aguzados. No los duelos detrás de los conventos donde los monjes se sumergían en el amor francés para adquirir el mal italiano. No las recámaras que me recordaban al museo de la independencia; polillas, colores tenues y olor a desinfectante. No el asedio de La Rochelle ni el cañoneo a la isla de Ré. No los simplones calvinistas y sus noches de biblia y muros blancos. No que los llamasen hugonotes y tal nombre me recordase ogros torpes, castos y buenos. No que muriese Milady matando, como deben hacerlo los que creen en el siglo. No la seductora coherencia de Richeliu y su oficio de poeta que, sin embargo, debo admitirlo, me exaltó; como me exaltaría muchos años después el aquel entonces todavía impensable, calor de Claromecó. No el discurrir del Sena y los carteles de los rosacruces llamando a los sabios de Europa y que los mosqueteros nunca se dignaban en ver porque ellos eran de las legiones de Dionisio y no de la fingida Minerva. No a los primeros burgueses que salían de debajo de las piedras y miraban con ojos húmedos y lívidos, trémulos de rencor y novedad a los hijos de Ares camino a la gloria. No, nada de esto recuerdo con precisión.
Sólo la despedida del gascon D'artagnan y a Athos que, cuando todos se derrumbaban ebrios a su alrededor, entre gritos, se servía más vino y escuchaba atentamente, con el rostro sereno y hermoso, el rugido de su alma y el término de las ambiciones de su vida. Completamente borracho.

Comentarios

Anónimo dijo…
excelente regreso los dos textos son sinceramente buenísimos
Anónimo dijo…
sí, se les nota lo borrachos a la legua.

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