Flor y leopardo

Una frase que patee donde más te duela ¿dónde?

la arena se rompe contra mi pie,

el desierto que regaste con sonrisas ajenas y,

crecidas como cactus, le bebiste toda su mezcalina.

Alucinaste un mar dulce que te bañara las cicatrices

pero chocaste al leopardo agazapado.

Y probó los colores de tu flor, te vio ahogado,

esa tarde, entre verdes que ocultaban tu cuello.

Guardó escondido en sus uñas los secretos que,

crecidos en madreselvas, te envolvían la desesperación,

y nunca amanecía como también la luna era imposible…

Mientras absorto

yacía el tiempo

en que sus ojos

te devoraban

cada lunar crecido sobre

cada palabra, su sombra.

Porque nada es sin apoyo de nada:

y el leopardo que se escondía era colores pero crueldad,

abrazos pero insensible aislamiento en lo profundo de no querer.

Desde esa oscuridad de lo imprevisto amó tu flor y quiso

llevarte donde el médano se rompía

y las mentiras y tu presente/

pero no distinguió: dolor de leopardo de flor herida,

confundió lo que no debía, creyó que todo era

una misma y sola estela salvaje dando contra el infinito.

Pero para eso están los libros diciendo que

una cosas es una cosa y otra cosa es amarte

y las señoras, los señores, ellos saben

que una flor no te rasguñará la nuca

ni mi leopardo perfumará los titanes que te vigilan

o esa cicatriz donde abandonaría la boca

¿Dónde te dolerá esta frase? –para escuchar tu voz

desanidé los límites sobre pétalos que encontré

y llegué al óleo indefinido tal que ni flor ni leopardo

hallo o en verde funesto todo ha quedado

busco en tus ojos abrigo a las astillas que ahora

me son el pecho cual espinas rugiéndole al olvido

o la muerte que responde escupiendo

huesos insípidos, huecos, ásperos y sin olor a cuerpo.

Comentarios

Anónimo dijo…
¿buscas la sabiduría mediante la poesía? Abril es un mes cruel, dijo Elliot y creo que tenía mucha razón. Hoy volví de otro desierto y de otros valles que se atrevían a retarlo. El desierto es insaciable. Cuando creemos que pierde su brillo eterno por la efímera hierba y por la aún mas efímera flor: sonríe. El desierto cuando cede espacio a la industria del agua y del hombre sabe que sus arenas, muy pronto, cambiarán de refugio y reposarán en las almas. Tu poema es hermoso. Pero ¿se puede escapar del desierto? quizá la pregunta es inútil, quizá el primer paso fuera del desierto sea el único: hundirnos en la tierra, como una semilla, y tener fe en que pronto caerá una gota de agua sobre nuestra cabeza. otro problema: las nubes sólo están en nuestro corazón ¡Pinches fenómenos naturales!
Una frase puede hacer doler el alma, pero el cuerpo tambien responde. Los mares son salados, hasta amargos diria yo. Las uñas escondidas del leopardo son solo un imposible, como la crueldad de la flor, o la consistencia de los cuerpos. El leopardo agazapado espera el instante para devorar, para continuar el ciclo, que comenzó hace tiempo, y que no se detiene. Los abrazos del leopardo son las garras en la espalda, donde no puedes cubrirte. Al ver la flor solo puedo reir, olvidando a esa fiera agazapada que habita en la nada, que forja el vacio...
Princesa Dariak dijo…
Las flores se visten de leopardos amarillos, los leopardos se dibujan un desierto en la piel, aman sus arenas y las recorren en caricias ondulantes.
Manchas de la noche en el pelaje, soles en los petalos, hocicos con aliento de blancos cactus, y verdes tallos en arboleda.
En esto se parecen garras y espinos, pugnan en aristas su salvaje hermosura.
Herida la presa, mis ojos descubren un mar.
Todo es parte de todo, aun en el desierto.
Anónimo dijo…
Sería bacán...te cuento que ese texto lo publiqué hace como tres años en una pagina llamada latindot, que está fuera de circulación, yo en ese entonces era un completo desconocido(ahora también, solamente que he publicado un libro de cuentos, y un texto mío, ha sido publicado en una rewista española RENACIMIENTO).
si leyera el texto verastegui,de seguro que se cae, y va tener mucho cuidado de chupar conmigo, pero así son las cosas.

saludos
Elias Eterno dijo…
Cuando encontre la flor la trate con dulzura y descubri en ella al leopardo oculto pero implacable, me defendi con todas mis fuerzas, pero fui herido, marcado, magullado.
Hoy me recupero con otra flor en la mano.

Bendiciones...
Sir Hache dijo…
Cuando esa flor de la que hablas se encuentra...nos dedicamos en cuerpo y alma...como si fuese la única del jardín...Pero cuándo se marchita y solo quedan espinas, es mejor dejar la tierra fértil para otra nueva recolección. Y así con la fortaleza del leopardo recorrer caminos y senderos para insertar la semilla que de una u otra forma nos dará esa belleza espiritual y de convivencia con alguien que es invaluable.

- Sabe Princesa una ex-novia amaba los leopardos, pero encima de ella. Sí, cuando se ponía abrigos...Algo así como Cruela de los 101 dálmatas, nomás que en leopardos. Pero ella nunca fue realmente una flor ni nada parecido. (Obviamente es broma ja!. Pero es una analogía chida no?) -

Besos desde tierras mexicanas.

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