migajas
Llámame ahora que llegué a la cima
de una montaña donde no crece nada,
donde no encontraré más que el vértigo
y un suelo inhóspito en que apoyar mi cansancio.
Ahora, que no ves los disfraces
con que bailo y hablo de yo. Ya.
Llámame. Ahora el tiempo está
despoblado de cuerpos, desaparecidos
por no saber decir. Ya
busco sanar las llagas
con esas migajas que aun puedo robarles
a ellos, ingenuos, rígidos hombres.
Ahora. En este presente
indefinidoaparenteinterminable.
Llámame, no tengo qué venderte
ni qué venderme, ya., no
espero más que tus silencios.
de una montaña donde no crece nada,
donde no encontraré más que el vértigo
y un suelo inhóspito en que apoyar mi cansancio.
Ahora, que no ves los disfraces
con que bailo y hablo de yo. Ya.
Llámame. Ahora el tiempo está
despoblado de cuerpos, desaparecidos
por no saber decir. Ya
busco sanar las llagas
con esas migajas que aun puedo robarles
a ellos, ingenuos, rígidos hombres.
Ahora. En este presente
indefinidoaparenteinterminable.
Llámame, no tengo qué venderte
ni qué venderme, ya., no
espero más que tus silencios.
Comentarios
Shhh…esperar los silencios es darle melodías a la mente y al corazón.
Saludones…
Hermoso poema