Por la partitura del mundo anda Amalia

la hoja en blanco le saca una triste melodía:

su tiempo

y ella camina entre acordes inciertos…

así serán tus huellas como borrones de niño

como hoja en la tormenta del mundo que despierta

cuando tus manos lo ven

eres el grito que no espera su boca

eres el susurro que calma los oscuros huecos

del alma / tu cuerpo

estando donde no lo encuentran,

bailando al compás de la noche inmensa,

imagina las extrañas tierras que no te han visto

busca descansar en un abrazo que amase las sombras,

sacar las piedras de lo heredado que hieren tus pasos

¿Dónde hay alguien, aun, alguien, que no tema perderse

entre tu vientre y el cielo, entre la pena y tus dedos?

¿Alguien que escuche la canción escondida

bajo tu piel de nuez?

Hijas de lo que es y no es,

lo que deseamos/ lo que deberíamos

yo te perdono te comprendo

ahora que necesito lo mismo

y al borde del abismo

te vendo

como asumir que la ceguera es irremediable

que sólo a tientas avanzaremos la dulce muerte,

buscarnos -sobre girasoles- todo el tiempo:

el deseo como un astro que calienta y encandila

viajando sin dar con nuestra patria

la nunca quietud que nos anda por las venas

alimenta y devora los vestidos

que ensuciamos cuando niñas.





Comentarios

Anónimo dijo…
¡qué bonita respiración suelen tener tus poemas, leto!
éste me gustó especialmente.
Deseo, astro errante en continuo movimiento, la nunca quietud que nos anda entre las penas, breve calor de invierno, extraña luz que se refleja en la piel y la vuelve brillante... ceguera inexpugnable que marca el sinuoso camino a la felicidad, ese que no siempre transitamos y que solemos perder como perdemos la risa entre las dudas del mundo...
Franco dijo…
Veo que no me mintieron: Leto escribe muy bien.

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