Amareto
Una mesa sola, su vajilla sucia, fuente intacta de frutas. Agua sin vasos. Bordado mantel con nombres raros, ventanal abierto de aire Y alas, y polvo deja hilos en vela derretida. Rapaces aves negras en festìn la mesa, esperando abierta. buitres bajo el techo, comen sus carnes. Ellos reúnen los sucios, desgajan las servilletas. Limpian... Seremos alimento sobre la mesa? Saciados de encuentros los huesos, un lienzo que cubre nuestros nombres, la mesa sus despojos, los buitres nuestros cuerpos en un amor que nos sació hasta morir. Felices pájaros se alimentan de sangre seca, En alas negras nos hemos convertido. Volemos.
Comentarios
el lado b de la cinta...
hace tiempo que no escuchaba esta canción.
Dejé en el camino imágenes que me resultaron demasiado obvias y tentadoras como un grupo de obreros rusos celebrando en una plaza de Moscú en 1917, una fotografía casi borrada donde los ojos y las bocas abiertas parecen hoyos oscuros y profundos; el retrato de Fenelón, con una expresión de calma propia de una espíritu tierno que a mí me pone de buen humor; una linda imagen de la rebelión de Juan Santos Atahualpa donde bailan y tocan alrededor de una rama donde hay un pájaro con una flor en el pico, Juan Santos observa todo sentado y distante dispuesto a tocar una gran caracola no sé si para atraerlos o advertirles del peligro.
Me quedé, finalmente, con una foto de un barrio pobre de Varsovia de inicios del siglo XX donde un hombre sentado tiene un rostro gris y triste como la derrota; la instantánea de la caída de unos paracaidistas que parecen pequeños bultos de ropa incrustados en el cielo gris, no estoy seguro si es en una guerra, porque la foto parece como si hubiera sido hecho por un dibujante muy torpe. Una multitud de hombres que se acercan, no sé si con furia o con alegría, a un camión con caracteres chinos y el dibujo de un círculo, que supongo es un sol; una imagen de Saint-Just donde parece mirar a algún rincón oscuro de la habitación, me imagino al retratista diciéndole: ciudadano Saint Just si no abandona ese rictus de desesperación no podré continuar; una fotografía a color de algunos soldados americanos discutiendo junto a un guerrillero del vietcong amarrado y encapuchado en el suelo abrazando sus piernas contra su cuerpo. Sentí que la imagen que debía acompañar a la canción sin interrumpirla ni exaltarla debía ser la del guerrillero y los americanos, las razones no importan. Como siempre.