flores amarillas
y en la oscuridad su voz
socava el cuerpo, las manos
con que repica el ritmo
/corazón lento/
entre andar y estarse quieto
pasos que acariciaban
como una hoja al viento
soplo de sus labios
que me quimera el tiempo/
mudar los rezos en sueños
sus ecos -aun- horadan el hueso
tuertos, a ciegas, buscan el beso
mis miedos tiernos como cactus
corren hacia el sol y él
tiñe las espinas de flores amarillas
socava el cuerpo, las manos
con que repica el ritmo
/corazón lento/
entre andar y estarse quieto
pasos que acariciaban
como una hoja al viento
soplo de sus labios
que me quimera el tiempo/
mudar los rezos en sueños
sus ecos -aun- horadan el hueso
tuertos, a ciegas, buscan el beso
mis miedos tiernos como cactus
corren hacia el sol y él
tiñe las espinas de flores amarillas
Comentarios
la segunda opción, porque siempre debe haber un plan B hablaba de corregir de lejos tu vida, ese borrador, y la tercer respuesta se enrredaba en los pretextos o razones por las que muchos no concursan: la insatisfacción de haber compartido algo nacido desde el abismo del alma, y no haber sido interpretado. O la decepción de ver el poema ganador: un soneto hecho y derecho sobre el amor a las madres.
Si se trata de obedecer al instinto y de elegir las palabras mejor dichas y más sentidas, creo que la primer respuesta estaba bien, lo demás son esas paredes de contención a las que estamos acostumbrados y las cuales deseamos saltar a cada instante y sólo lo logramos al emocionarnos con el arte y olvidarnos de todo lo demás.