Che

cuando las ventanas del mundo

se cerraban para que ella no salte/

cuando el errático vacío externo

se oponía al incierto destino/

más acá era el vientre,

los senos cargados

tu nombre heredado

y el amor que no se aprende.

pudiste desafiar en el malecón tu suerte

y sembrar el absurdo que nos deja

la muerte pero dejaste pasar los años

sin que el mar te mojara, ni los otros,

ni los gritos contra el dictador

por la Bolívar, ni el ardor del ceviche

en medio de la pesada Lima, ni el amor

de la niña que adoraba sus muñecas/

así cayeron mis párpados en tu pecho

cuando el aire nos llevaba altísimo y

rodábamos ahogados hasta la orilla

del Querococha, en el gris quedaban

el temor al abismo, al placer, a la risa

y a todo lo desmedido de que somos capaces/

en la distancia, lo desconocido

que nos sabemos, crece con las horas

y la música, descubre, en la humedad del parque,

con su melena radiante de verdes,

al hombre invertido con los pies en el cielo.

Comentarios

Anónimo dijo…
uau.
sólo queda hacer el silencio y admirarte, leto.
Leticia dijo…
a la miercolessss marita!!!!!!
digamos que tanto como pa' admirarme no sé... digamos que lo tomo como un mimo bienvenido en tiempo de sequías (no te persigas... (aun) me gustan los hombres!!!!! jejejeje)
grachias muchas y de las buenas

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