¿cómo pudo la noche llenarse de estrellas que tocaban nuestras cabezas
y, allá, en el filo de la montaña,
encenderse iluminando el desierto,
el cañón, nuestros labios?
¿cómo fue el silencio un terciopelo que acariciaste,
hundiendo tus dedos en él hasta tomar mi cintura?
¿dónde dejamos el horizonte para volvernos arena, nochedad, embrujo?

las dos hermanas lo sabían, por eso nos buscaron en la madrugada...
mientras, nos disolvíamos entre gemidos invisibles y la tibieza de una luna ausente.

Comentarios

nochesolar dijo…
¡qué bello! ilumina mi alma.

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