Amareto

La fruta espera en una mesa/ sola
a quien la encuentre y ser
devorada o palpada con dedos
que temen la incertidumbre
oculta tras la cáscara

Nadie quiere sentarse en esta mesa
¡seguirá tan sola como lupanar después del alba!
Manzanas salpican de rojo y estallan
en el mantel que cubre la suavidad
de un cuerpo endurecido donde habita
la soledad de frutas que sólo tu boca hizo posible/
y no los buitres
que buscan restos bajo el techo
invitados a una mesa hecha de ausencias

Ni el cenicero que colmaste con excusas grises,
ni las blancas servilletas con huellas
de furia en tus labios,
verán el carozo, la semilla,
que cava hondo
bajo la jugosa, dulce carne

en cuyo centro anida el misterio

Comentarios

Yo sí quisiera sentarme en esa mesa, aunque me devoren, aunque no lleguen mas comensales, y deba saciar mi hambre en soledad, pero sentarse en esa mesa es vivir, las ausencias que la forman algún día fueron presencia, hoy solo recuerdos, pero el mundo está hecho de oportunidades, de casualidades, y eso es lo hermoso. Solo hay que sentarse y comenzar a comer, tal vez alguien llegue y beba una copa de vino conmigo, mientras fumamos y reímos de las penas.

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