De los tres caballeros y la camisa

Una dama, cuyo esposo no gusta de la lucha, aunque por lo demás es un hombre lleno de nobleza y dulzura, envía su camisa a los tres caballeros que la sirven por amor, para que la lleven como cota de armas, sin coraza ni más protección que el yelmo y glebas, en el torneo que organizará su marido.
El primero y el segundo caballero no se atreven a tanto. El tercero, que es pobre, toma la camisa por la noche en sus brazos y la besa apasionadamente. En el torneo aparece con la camisa como cota de armas, sin coraza debajo. La camisa queda desgarrada y teñida con su sangre y él gravemente herido. Su extraordinaria valentía causa admiración y se le otorga el premio; la dama le consagra su corazón. Mas ahora pide el amado la reciprocidad. Devuelve a la dama la camisa ensangrentada, a fin de que ella la lleve tal como está sobre sus vestidos en el banquete que cierra el torneo. Ella le abraza tiernamente y aparece con la ensangrentada vestidura. La mayoría la censura, el esposo queda perplejo. El narrador pregunta: ¿cuál de los dos amantes hizo más por el otro?
De un poema del siglo XIII. Citado en “El Otoño de la Edad Media” de J. Huizinga.

Comentarios

Anónimo dijo…
Oye tio, escribes tan chevere que no sé si son tus escritos o te los bajas de algún lado. Si es así, dime de donde te los bajas, a cambio te juego un par de páginas de violaciones militares.
Anónimo dijo…
Miguel parece que ganaste algo -además de esa impotencia rebelde a todo fármaco- de tu paso por el ejército.

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