el espacio que ahora deshabita tu cuerpo
quedó en el extremo de la cama
donde nadie se atreve a sentarse
hay también un vaso, una botella, que tu mano empuñó
y otra cosas: una hoja marchita en la cerradura,
una puerta que quién abrirá, una historia apenas contada,
un cuarto cerrado con un hombre esperando dentro...

...el tiempo, que ni a sus hijos perdona,
mastica tu risa mientras la rutina
que te quita el miedo
se bebe de un trago el deseo

Comentarios

Patricia dijo…
...me siento muy identificada con tu poesia....
Gracias por las palabras!...no son tantas....sino necesarias....
L'ARTMUND dijo…
La verdad que es fantástico como escribis...

me encaaaantaaa!!

te agrego a mis contactos... asi puedo seguir leyendote!!!


saludos!

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