leve y dulce de la noche surge
con colores en sus dedos,
con más rostros de los que
cualquier madre puede alumbrar
trazando encuentros sobre maderas,
telas, papeles o afiches politicos,
inventa la belleza que cabe en un abrazo
la ternura y el pavor de lo que tiembla dentro/
el dolor en rojos, la tristeza azul y
amarillo el asombro


yo que, a penas,
alguna noche en soledad,
le escuché cantar el alma,
supe que él busca lo mismo/

lo que todos/
pero que en eso
no se anda con medias tintas:
va dejando cuerpo, pinceles,
y las postales futuras de los que se encontraron.

Comentarios

Unknown dijo…
muy lindo de verdad hermoso

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