Che
cuando las ventanas del mundo se cerraban para que ella no salte/ cuando el errático vacío externo se oponía al incierto destino/ más acá era el vientre, los senos cargados tu nombre heredado y el amor que no se aprende. pudiste desafiar en el malecón tu suerte y sembrar el absurdo que nos deja la muerte pero dejaste pasar los años sin que el mar te mojara, ni los otros, ni los gritos contra el dictador por la Bolívar , ni el ardor del ceviche en medio de la pesada Lima, ni el amor de la niña que adoraba sus muñecas/ así cayeron mis párpados en tu pecho cuando el aire nos llevaba altísimo y rodábamos ahogados hasta la orilla del Querococha, en el gris quedaban el temor al abismo, al placer, a la risa y a todo lo desmedido de que somos capaces/ en la distancia, lo desconocido que nos sabemos, crece con las horas y la música, descubre, en la humedad del parque, con su melena radiante de verdes, al hombre invertido con los pies ...