Hambre de perros

En la oscura/ recurrente noche
Abandoné los deseos de
gritarle a Cuellar que no/
que no bastaba con llorarse todo sobre
el volante del Nash que lo mataría/
que los cachorros le habían mordido/
amputado el sentido:
su sexo vacío/
su apodo maldiciendo el cuerpo/
Pichulita: víctima, herido, preso
cayendo hoy/ callado, desaparece
/en la dolorosa red de las palabras.

Comentarios

Anónimo dijo…
lo dijiste tan bien, te quedo precioso

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